1. |
Aquí estoy, Señor
03:23
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Aquí estoy, Señor,
arado de arriba abajo,
despojado de la vieja cosecha,
sin una sola hierba verde,
sin una sola.
Aquí estoy, Señor,
la reja de hierro
me ha volteado
de dentro afuera
y ha sacado al aire
la entraña frágil,
la piedra dura,
la entraña frágil.
Aquí estoy, Señor,
todo entero al sol que quema
y al rocío de la noche,
puro surco rajado,
herido de esperanza,
abierto para la nueva siembra,
la nueva siembra.
Aqui estoy, Señor.
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2. |
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Cuando es el ocaso en el mundo
y parece que los sueños se hunden en el mar,
cuando ya nadie quiere cruzar el océano
inmenso que arrincona a los pobres,
surge tu luz, Cristo, y me envía, y me lanza...
y no hay límites para hacer de tu promesa mi misión.
Con Cristo en el corazón y el corazón en el horizonte,
no hay fronteras, no hay confines. Sólo Dios, mi esperanza.
No hay fronteras, no hay confines; sólo Dios, mi esperanza.
Aunque yo lo ganara todo,
de nada me sirve si no me lleva a ti.
No me detengan los vientos ni las tempestades
del rumbo que nos lleva a la vida.
En la pupila del que sufre miro lo que haces por el mundo
y se ensanchan mis sueños, y mi alma se embarca.
Vienes alegrando el camino,
vienes compartiendo tu paz y tu perdón.
Es tanto amor recibido que invita al encuentro
de un mundo que busca tu reino.
Todo, Señor, tú me lo has dado. Nada es mío, todo es gracia,
en tus manos recíbelo; tú eres mi tierra y mi misión.
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3. |
El mismo sol
03:55
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El mismo sol hace las hojas verdes
y pinta las rosas de rojo,
alisa la corteza del álamo
y arruga la del roble;
vuelve río la cumbre fría
y seca la arena en llano.
El mismo sol alegra el ojo simple del bueno
y amedrenta con su luz al taimado,
ordena que cante la vida en el alba
de todo el que busca;
y apaga la casa del mundo
para que repose el cansado.
El mismo sol contempla cada ser
y adivina sus sueños
escondidos en la semilla
y en el hondón del alma;
y recrea a cada uno
para que sea el mismo
único entre la multitud.
El mismo sol
nos hace a cada uno diferentes;
y nosotros, en un concierto de latidos,
originalidades orquestadas,
comunidad del Reino.
El mismo sol.
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4. |
Mi Cuerpo es comida
02:44
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Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.
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5. |
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Una gran puerta abierta
para celebrar una fiesta
como Jesús quería,
donde a los pobres nada les cuesta:
hagan esto en memoria mía.
Una mirada compasiva,
para restaurar la vida
de verdadera alegría
en un abrazo de acogida:
hagan esto en memoria mía.
Una palabra verdadera
que penetra al corazón,
afirmando el espíritu con valentía
para amar con razón:
hagan esto en memoria mía.
Una sonrisa amiga,
que invita a esa mesa nuestra tan querida
para partir el pan un día,
pan de esperanza compartida:
hagan esto en memoria mía.
Una común unión de vida,
para los seres humanos.
En la eucaristía
somos todos hermanos:
hagan esto en memoria mía.
Un mundo de justicia
y solidaridad con los pequeños
para saciar el hambre en la historia,
haciendo vida estos sueños:
hagan esto en memoria mía.
Un cielo y una tierra nueva,
promesa del Reino que camina.
Y junto a María
somos Iglesia peregrina:
hagan esto en memoria mía.
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6. |
Fuego
03:48
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Sobre un mundo malherido
he venido a traer fuego,
sobre la tierra sombría
como un carbón de tormento.
Y cuánto desearía
que estuviera ya ardiendo.
Mi corazón enardece
ante el dolor de mi pueblo,
llamarada de justicia
que desciende desde el cielo.
Llama y acción se consumen,
un río de lava ardiendo,
es Cristo que vive en mí,
un compromiso que es fuego.
Como un fuego que se enciende
para inflamar otros fuegos,
Cristo ha puesto su morada
en el fondo de mi pecho,
quema mi alma, me devora.
Mis palabras son incendio
por los niños y los pobres
que sollozan frente al templo.
Si sufren hay que gritar:
Dios quiere todo mi esfuerzo.
Animado por el amor,
urgido por el derecho,
encierro en mi corazón
la miseria de esos cuerpos
abandonados al frío.
Cómo dejar de quererlos
si sonríen por la calle
como Cristo verdadero,
si se inflama como hoguera
mi alma: llama, acción y fuego.
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7. |
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En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas, llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.
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8. |
Eterno Señor
03:13
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Eterno Señor de todas las cosas,
yo hago mi oblación con vuestro favor;
recíbeme, recíbeme.
Recíbeme,
indigno de estar ante ti,
confiado por siempre en tu amor
me quiero ofrecer.
Recíbeme
y dame deseos de amar,
cantar y alabar tu amistad,
recíbeme.
Recíbeme
junto a otros que quieren andar
las sendas del Reino y la fe,
recíbeme.
Tu gracia me basta
para poderte cantar.
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9. |
El Verbo se hizo carne
03:19
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Nuestro barro brilla luminoso,
nuestra carne canta estremecida,
nuestra historia no es irreparable,
nuestra muerte no es definitiva.
El Verbo se hizo carne
y puso su morada entre nosotros.
Jesús, Señor, el Emanuel,
tu amor salva nuestra vida.
Nuestras penas encuentran tu consuelo,
nuestra soledad, tu compañía,
tu perdón funde mi pecado,
tu ternura sana las heridas.
Nuestra búsqueda tiene tu horizonte,
nuestro anhelo se llena de esperanza,
nuestros sueños encierran mil promesas,
se sacian los deseos y se ensanchan.
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10. |
El sermón del monte
02:34
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Rodiado de un mar de gente
sobre las piegras y pastos
pusieron ponchos y bastos
pa escuchar con atención,
y haciendo Jesús el gasto
ansí habló de corazón...
“Dichosos todos los pobres
porque ganarán el cielo.
Dichosos en este suelo
los que son mansos ahora.
Dichosos son los que lloran
porque tendrán su consuelo”.
“Dichosos son los que tienen
hambre y sé de la justicia,
porque serán sin noticia
saciados por el Señor.
Dichosos los sin malicia
porque ellos verán su amor”.
“Dichosos son los pacíficos
porque hallarán la concordia.
Dichosos si en las discordias
perdonan de corazón,
porque por esta razón
lograrán misericordia”.
“Dichosos los perseguidos
por causa de la verdá.
Dichosos sin igualdá
los que sufren por mi nombre,
porque entonces daré al hombre
el amor de mi amistá”.
“¡Guay de los muy divertidos!,
porque llorarán de susto.
¡Guay de los hartos de gustos!,
porque tendrán hambre aciaga.
¡Guay de los ricos injustos!,
porque ya cobran su paga”.
El Señor no jué con güeltas
y dijo las cosas bien claras,
pa que naides se engañara
con este mundo falsario,
que justamente declara
la dicha de lo contrario.
Porque las sendas de Dios
no son las sendas del hombre;
por eso naides se asombre
que hable de forma contraria,
pues sólo Dios sabe el nombre
de las cosas necesarias.
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11. |
El rumbo de la vida
03:02
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Principio y fundamento de la vida,
eres Tú quien regala cada día
gracia tras gracia, del sol al ocaso
señalas el rumbo a avanzar;
eres puerto desde donde salgo al mar.
Tu amor me invita a desplegar las velas,
a levantar el ancla que impide zarpar.
Tu amor espera, nos llama y renueva
la promesa de un padre que nos quiere abrazar.
En medio del mar que amenaza
tu mano sostiene la esperanza.
Regalas la calma, la ruta hacia el Padre,
enciendes fuego en mi andar;
eres Cristo, compañero en el amar.
Tu amor me enseña a gastar la vida entera,
a remar mar adentro confiado en tu paz.
Tu amor entrega una madre para el mundo,
una estrella en los mares para tu rostro alumbrar.
Y cuando arrecien los vientos y me llamen de la costa,
cuando se cansen los brazos y el miedo me inhunde,
con tu gracia me mantendré rumbo a Dios.
Tu amor consuela, incendia y alienta,
soplo que empuja mi fuerza al cantar.
De ti venimos, contigo vamos,
hacia a ti vamos rumbo al hogar.
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12. |
Paz armada
03:02
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Será una paz armada, compañeros,
será toda la vida esta batalla,
que el cráter de la carne sólo calla
cuando la muerte acalla sus braceros.
Sin lumbre en el hogar y el sueño mudo,
sin hijos las rodillas y la boca.
A veces sentiréis que el hielo os toca;
la soledad os besará a menudo.
No es que dejéis el corazón sin bodas;
habréis de amarlo todo, todos, todas;
discípulos de aquél que amó primero.
Perdida por el Reino y conquistada,
será una paz tan libre como armada,
será el amor amado a cuerpo entero.
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13. |
From death into life
02:19
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Oh, Jesus Christ, may your death be my life
and in your dying may I learn how to live.
May your struggles be my rest,
your human weakness my courage,
your passion my delight, your sadness my joy.
In your humiliation may I be exalted.
In a word, may I find all my blessings in your trials.
May I find all my blessings in your trials.
Amen.
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14. |
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Nütunge, Ñidol, ka llowtunge
fill iñche ta ñi ñeifün;
ta ñi inarumen, ta ñi rakiduam,
ka iñche ta ñi fill ayün,
ka iñche ta ñi fill ayün.
Nütunge, Ñidol, ka llowtunge
fill iñche ta ñi ngen,
fill iñche ñi nien, eymi ta elufen;
iñche, Ñidol, ka wültueyu ta,
iñche, Ñidol, ka wültueyu ta.
Nütunge, Ñidol, ka llowtunge
itro fill ta eymi,
ngenenge ta mi ayün mew;
itro fill ta eymi,
itro fill ta eymi.
Eluen ta mi ayewün ka ta mi füreniechen;
ta ñi feykaleel ta tüfa.
Feley may, felepe may,
feley may, felepe may.
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